Acoso sexual contra mujeres lesbianas y personas transexuales. Desterrar injustas violaciones

Como parte de las actividades de las XII Jornadas contra la Homofobia y la Transfobia, que desarrolla el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), tuvo lugar en la sede de la Asociación Cubana de Naciones Unidas (ACNU) el Panel «Acoso sexual. Violencia de género hacia mujeres lesbianas, bisexuales, trans y personas con cuerpos feminizados», con el objetivo de visibilizar las injustas y discriminatorias formas de violencia a que son sometidas en la actualidad.

Organizado por el Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), el intercambio contó con las intervenciones de la filóloga Teresa de Jesús Fernández González y el Dr. Alberto Roque Guerra, ambos activistas desde hace muchos años por los derechos de la comunidad LGTBI, así como la magistral conducción de la sexóloga y especialista de nuestro centro, Maite Díaz Álvarez, con un profundo trabajo en temas de la sexualidad, género y masculinidades.

El Dr. Alberto Roque Guerra se refirió a las bases ideológicas de violencia de género hacia personas con sexualidades no heteronormativas y afirmó que las cuestiones que tienen que ver con las violencias son debido a bases ideológicas como el patriarcado que establece relaciones de poder.

Señaló el especialista que las mujeres lesbianas, trans y bisexuales son blanco todavía de violencias mayores y de exclusión. Y eso tiene como antecedente el pensamiento misógino, de odio a las mujeres, donde aquellos que no son disciplinados, no siguen, ni aceptan a ese poder patriarcal, pues pueden ser castigados.

Lo anterior descrito, apuntó Roque, tiene que ver con la heteronomatividad que se establece a través de la matriz heterosexual y que es aceptada por la mayoría como legítima, que es cuando solamente tiene que haber dos sexos o lo que es igual, identidades de género que tienen que ver con lo que a usted se le asigna.

En cuanto al acoso callejero, uno de los ejes esenciales de la Campaña cubana Evoluciona contra la violencia hacia las mujeres, Roque subrayó que lo que pasa en el espacio público es una violación de la privacidad de la persona. “Nada es más privado que el propio espacio público, donde usted tiene determinados derechos en los cuales otra persona no puede traspasar ni transgredir. Cada persona tiene su propia individualidad y hay que respetarlo aunque esté en un entorno público”.

Por su parte, la activista Teresa de Jesús se refirió al tema del acoso sexual como una expresión de lesbo y bifobia. Destacó que las mujeres lesbianas sufren los mismos tipos de acoso que sufren las mujeres heterosexuales, añadiéndole otros tipos de acosos que tienen que ver, por ejemplo, con el estigma que existe sobre ellas, cuando se rechaza y daña a una mujer porque no está dispuesta a cumplir con el modelo patriarcal hegemónico que impera.

“A mí nadie me puede decir que no soy femenina. Lo que pasa es que mi feminidad no cumple los requisitos de las feminidades que se esperan y que no cumplen con los estereotipos. En ese sentido, yo quiero ser una mujer que se sienta cómoda con lo que usa, sin tener que hacerle juego a una visualidad”, remarcó.

Teresa señaló que ese acoso que sufre la mujer lesbiana desde pequeña, lo sufre en la casa desde que le quieren imponer una manera de vestirse, sentarse, proyectarse, y hasta desde que le quieren imponer tareas que son propias de sus roles de sexo, pero sobre todo, lo sufre cuando tiene que exponerse en la calle, con miradas lascivas, burlas, choteos.

Cada vez que converso con mujeres lesbianas, relató, he sido testigo de las múltiples ocasiones en que han sido acosadas. Tocamientos, violaciones, golpes, relacionados con su orientación erótica del deseo. El hecho de imponerle a una mujer lesbiana una relación, violarla, tocarla, acosarla, ya estamos en presencia físicamente, de una violencia extrema.

No solo es terrible cuando una mujer heterosexual es violada, es la violencia extrema que sufre una mujer que no soporta ser tocada por el otro sexo. No solo es el dolor, la vergüenza, la angustia y todo lo terrible que significa sufrir una violación, es además que te está violando con lo que no se tiene nada que ver desde el punto de vista físico. No existe la posibilidad ni espiritual, ni intelectual ni física con ese otro. Muchas mujeres lesbianas han vivido esa fatal experiencia, incluyendo en algunos casos, las violaciones colectivas pensando que ese método va a cambiar su orientación.

Desgraciadamente estas son realidades que además ni se hablan, ni se conocen. Hay mucho menos visibilidad de la realidad de la mujer lesbiana que de los hombres gays y las personas transexuales. Como igualmente ocurre que hay muchas menos investigaciones sobre la sexualidad de la mujer lesbiana y su comportamiento.

Pienso que el acoso sexual hacia las mujeres lesbianas y bisexuales pasa sobre todo por las suposiciones que sobre ellas se hacen, sobre las representaciones y las lecturas, la falta de respeto, la solidaridad y la comprensión que sobre nosotras existe, concluyó la especialista.

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