La violencia de género: una cuestión de poder y control

Dra. Ivon Ernand Thames

Consejería centro Oscar Arnulfo Romero

 

¿Por qué las mujeres permanecen bajo el control que perpetúan las relaciones de maltrato?

En la violencia de género se producen una serie definida de estrategias de persuasión restrictiva, dominadora, cuya finalidad es perpetuar el control del maltratador sobre la víctima. Estas estrategias generan un progresivo estado de confusión de emociones, distorsión de pensamientos y paralización que dificultan que la mujer abandone la relación establecida por el sujeto maltratador.

No importa qué tipo de violencia se aplique, hay siempre detrás una intención de controlar a la víctima, con un previo supuesto de superioridad y de derecho a poder hacerlo.

«Estrategias coercitivas» de control en la violencia contra la mujer

  • Dominación desde las primeras fases de la relación por el hombre a través de actos psicológicos y físicos, malinterpretados por la mujer bajo la representación de «hombre con carácter» o “en nombre del amor”.
  • Aislamiento/aprisionamiento. Escalada en el miedo y mantenimiento de éste.
  • Inducción de culpa.
  • Acciones de dominación en nombre del amor.
  • Lealtad al agresor y autodenuncia.
  • Promoción del sentimiento de incapacidad e indefensión. Expresión patológica de celos.
  • Reforzamientos intermitentes a través de comportamientos que generan esperanza. Exigencia de secreto.

 

El papel que juegan las emociones como elementos que favorecen el control y mantenimiento del maltrato.

 

  • El miedo iría dirigido a generar paralización en la víctima
  • La culpa impuesta por la propia persuasión vincularía a la víctima con la conducta del maltratador, culpándola de la misma.
  • La vergüenza favorecería el retraimiento social de la víctima y la ocultación de su situación, completando con ello el aislamiento social.

 

 

 

El control logra mantenerse por:

 

 

  • La habituación: la exposición repetida a cualquier grado de violencia, incluso los menos evidentes, afecta y disminuye la conciencia crítica de percepción y de rechazo a la misma, distorsionando el umbral de tolerancia y constituyendo una especie de anestésico ante la violencia. Es un proceso en que se asumen umbrales altos de violencia como normales.
  • Van provocando sentimientos de malestar en la mujer, con el deterioro de su autoestima, síntomas de ansiedad y depresión, confusión, impotencia, desesperanza y miedo.
  • Pierden en muchas ocasiones su capacidad de reacción debido a que el maltrato en las relaciones normalmente empieza de forma más sutil y progresivamente se va intensificando, siendo difícil para estas mujeres identificar la escalada de la violencia cuando ya se está dentro de ella.

¿Cómo podemos identificar la violencia de género?

 

Hay una serie de indicadores, que nos facilitan detectar la VG:

 

Control ejercido por el agresor en relación a cómo debe vestir, con quién habla, con quién se ve, limitación de las relaciones con su familia y amistades, etc.

 

Vigilancia continua por parte del agresor, exigencia de estar al tanto de todos sus movimientos.

 

Pérdida de relaciones sociales que derivan en el aislamiento de la víctima.

 

Dependencia excesiva de la víctima con su agresor.

 

Sintomatología diversa: ansiedad mantenida, depresión, trastornos de la alimentación, bajo rendimiento, disminución de motivaciones e intereses las que se subordinan generalmente a los deseos y necesidades del ofensor, baja autoestima y autoimagen.

 

¿Qué hacer?

 

Percibir estas situaciones nos permite buscar ayuda para poder afrontar los conflictos que nos generan las relaciones violentas. Es el primer paso para volver a retomar nuestra vida con independencia, respeto y bienestar…..libre de violencia.

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